martes, noviembre 20, 2007

Dijo La Nación ( 31/07/2006 )....

Noticia publicada en La Nación, Lunes 31 de Julio de 2006
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A dos meses del asalto y crimen de Claudio Troncoso, en Vicente López
"El asesino de mi hermano nos arruinó la vida a todos"
Marcela, de 37 años, reclama justicia


foto Vera Rosemberg

De un día para el otro, la inseguridad y la delincuencia crecientes en nuestro país le cambiaron la vida.

Hasta el 19 de junio pasado, Marcela Troncoso, de 37 años, vivía en Suecia. Se había ido a Europa hace tres años para bailar tango, su vocación. Pero recibió una llamada y se vio obligada a volver. Un adolescente de 17 años había matado a sangre fría a su único hermano, Claudio, de 35.

Desde que regresó a la Argentina, no descansa. Su único objetivo es luchar para que el crimen de su hermano no quede como tantos otros: impune.

El miércoles último, la familia Troncoso organizó una marcha para pedir justicia y también para evitar que el caso quedara en el olvido. Unas 1000 personas los acompañaron, entre ellas, el ingeniero Juan Carlos Blumberg e integrantes de la agrupación Madres del Dolor.

"En la Argentina, los delincuentes no tienen respeto por la vida. Para ellos, ni siquiera sus propias vidas tienen valor", sostuvo a LA NACION Troncoso en el living de la casa sus padres, en Carapachay, partido de Vicente López.

Troncoso no sólo se moviliza por el crimen de su hermano.

En el tiempo que lleva en la Argentina, participó de varias marchas para pedir justicia por otros crímenes y hechos de violencia. Por ejemplo, el viernes pasado acompañó a las personas que marcharon hasta la quinta presidencial de Olivos para pedir más seguridad después de una serie de ataques sexuales ocurrido en el partido de Vicente López.

El hermano de Marcela fue asesinado el 19 de junio pasado de un balazo en la cabeza, cuando salía de la casa de sus padres, José y Genoveva Troncoso.

Lo mataron a sangre fría. El menor acusado del crimen -que vivía en la villa Borges, en Olivos, y tenía antecedentes delictivos- horas antes del hecho había estado demorado por ser sospechoso de un intento de robo.


-A poco más de un mes del asesinato de tu hermano, ¿cómo está la causa penal?

-Hay dos detenidos [el menor acusado del homicidio y su novia] y dos prófugos. El fiscal del caso, Eduardo Rodríguez, nos trata muy bien. No podemos decir lo mismo del tribunal. La ley ampara a los menores delincuentes. Nuestra intención es que el menor acusado del crimen reciba una condena conforme al hecho que protagonizó. El mató a sangre fría a mi hermano.

-¿Cuál fue el objetivo de la marcha del otro día?

-Queremos difundir el caso para que no quede en el olvido. Nosotros no vamos a parar hasta que este hecho se esclarezca y aparezcan los dos prófugos.

-Si comparás el nivel de seguridad que hay en Europa con lo que pasa en la Argentina, ¿cómo lo definís?

-Lo que pasa acá es increíble. Yo vivo en Suecia, pero por trabajo estuve en Francia, Portugal, España, Dinamarca y Finlandia, y se puede decir que allá hay hechos todos los días, pero no con el salvajismo que hay en la Argentina. Allá nadie mata por placer. En Europa, las leyes se adaptan a la realidad y los delincuentes, antes de hacer algo, lo piensan dos veces, porque saben que la ley se aplica. Hay otro respeto por la vida.

En mitad de la entrevista, Troncoso recuerda a su hermano y se quiebra. Cuenta que era una persona muy solidaria. Genoveva interviene en la charla y relata que su hijo iba a una villa miseria de Villa Martelli, en Vicente López, para dar apoyo escolar a los niños. También, con su guitarra, concurría a un geriátrico para hacerles pasar un rato agradable a los abuelos.

"Es una paradoja lo que le pasó a mi hermano. El iba a la villa a ayudar a los chicos y lo terminó matando una persona que vive en una villa", dijo la hermana de la víctima.

-Si tuvieras la posibilidad de hablar con la persona acusada de matar a tu hermano, ¿qué le dirías?

-Le preguntaría por qué lo hizo. El asesino no sólo mató a mi hermano, sino que también nos arruinó la vida a todos. Mis padres están medicados y bajo tratamiento. Vivir algo así te cambia todo, hasta la forma de pensar. Te hace tomar otra conciencia.

-¿Van a seguir con las marchas?

-En la medida que sea necesario, sí. Sólo buscamos justicia.

Por Gabriel Di Nicola
De la Redacción de LA NACION

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